11:45. Hago una pausa para comerme el sandwich de pavo y queso. I. sigue hablando por los codos. N. intenta trabajar. Yo me río desde el despacho.
11:55. Vuelvo al trabajo. I. sigue hablando, esta vez de un maravilloso libro de fantasía para niños que se ha leído recientemente. N. intenta trabajar. Yo sigo trabajando en mi maravilloso despacho dotado de paredes y puertas.
14:30. Hora de comer. I. no ha parado de hablar en toda la mañana, excepto un ratito que ha ido a comprar a la papelería. El suspiro de N. cuando I. ha salido por la puerta ha sido demasiado audible.
14:35. Meto en el microondas del almacén la comidita que me hizo ayer O. Huele genial. N. comenta que se ha hecho pasta al pesto para comer. I. da saltitos de alegría porque tiene judías verdes con pisto que le ha hecho su anciana madre de 78 años.
15:30. Volvemos al trabajo. La conversación de la comida ha sido tan banal que casi ni me acuerdo de lo que hemos hablado. Ah, sí, de pelis. Como siempre, I. ha sido la última en terminar de comer porque no ha parado de hablar. No me extraña que todos los días esté a punto de atragantarse un par de veces. Un día vamos a tener una desgracia.
15:35. Le doy al botón de publicar entrada en el blog.
11:55. Vuelvo al trabajo. I. sigue hablando, esta vez de un maravilloso libro de fantasía para niños que se ha leído recientemente. N. intenta trabajar. Yo sigo trabajando en mi maravilloso despacho dotado de paredes y puertas.
14:30. Hora de comer. I. no ha parado de hablar en toda la mañana, excepto un ratito que ha ido a comprar a la papelería. El suspiro de N. cuando I. ha salido por la puerta ha sido demasiado audible.
14:35. Meto en el microondas del almacén la comidita que me hizo ayer O. Huele genial. N. comenta que se ha hecho pasta al pesto para comer. I. da saltitos de alegría porque tiene judías verdes con pisto que le ha hecho su anciana madre de 78 años.
15:30. Volvemos al trabajo. La conversación de la comida ha sido tan banal que casi ni me acuerdo de lo que hemos hablado. Ah, sí, de pelis. Como siempre, I. ha sido la última en terminar de comer porque no ha parado de hablar. No me extraña que todos los días esté a punto de atragantarse un par de veces. Un día vamos a tener una desgracia.
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